jueves, 16 de junio de 2016

Con llevadas

La misma lluvia que ha apagado las llamas que recorrían tus pies desnudos enredados en un par de hojas se ha dedicado a borrar, una tarde primaveral, restos de sangre del asfalto. Lo que ayer era rojo hoy tiene un tono azul grisáceo. Anocheció tarde, hoy ha amanecido pronto y el día aún no ha terminado. El tiempo sigue avasallando nuestros diarios, se desliza y se abre paso con una delicadeza de martillazo. El silencio me recuerda que todo está ahí, que todo seguirá estando aunque tú hayas preferido tomar un atajo. Por ahora, en mi ascensor a nadie se le ha ocurrido comentar que mañana hará sol y buen tiempo y qué sé yo, es preferible así.

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