miércoles, 28 de diciembre de 2016

Reaprópiate del término "amor".

Me da inseguridad pronunciar la palabra amor, aún más decir que estoy enamorada.

El miedo al amor, el miedo al compromiso, decir que soy anti-amor, que no quiero enamorarme en mi vida, que no creo en el amor y similares han inundado mi boca y cabeza durante mucho tiempo.

Pero joder, ahora lo pienso y normal que tuviese miedo y lo evitara si la gente cualquier mierda la hace "en nombre del amor" y huele mal y te jode. Te violan en nombre del amor, te humillan en nombre del amor, te agobian en nombre del amor, te destruyen en nombre del amor...

Frente a este podrido sentimiento suele haber dos posturas: la de protegerte de él y avisarte para que te andes con ojo y la de empujarte al pozo diciéndote que en su fondo hay pétalos de rosa y que aunque sientas pánico por la caída caerás en blandito y que se alegran mucho por ti. Ninguna me gusta.

Y joder, entiendo que lo evitara a toda costa, que escupiese flemones sobre el amor. Si al fin y al cabo ,así entendido, es una mierda.

Pues bien, reniego del amor tal y como siempre lo he entendido y me reapropio del término. Reniego de llamar amor a relaciones que he tenido en el pasado y a lo que he sentido hacia ellas. No creo que sentirme manipulada, insegura, agobiada, indefensa, pequeña, obsesionada, impotente, dependiente, sola, atacada, maltratada, violada, etc sea amor.

Ya no hablo de la típica relación monógama sino también, de relaciones abiertas, poliamor, relaciones de amistad, familia o incluso de la anarquía relacional. Entre el amor y la mierda hay una fina línea; y poned todas las etiquetas que queráis a vuestras relaciones, o no pongáis ninguna, que aunque la mierda se vista de seda, mierda se queda.

Como dije antes, voy a reapropiarme del término ¿Cómo? Lo deconstruyo ¿Cómo? Destruyo el concepto y lo reinvento ¿Cómo? No voy a definirlo y a encasillarlo en unas pocas palabras. El lenguaje no va a abarcar lo que para mi es amar, ni el amor, ni na; pero sí voy a intentar hablar de él.

Para empezar, no hay amor sin cuidados, sin respeto y sin valorar a la otra persona. Todo esta entrelazado y se retroalimenta.

¿Cuidados? Entendidos en un abanico más genérico, no sólo lo que se entiende como cuidar a alguien cuando está enfermo; ahora me explico. No hay un patrón de cuidados porque este hay que crearlo en conjunto, con la otra persona. Cuando quieres a alguien sanamente, quieres que esté bien y tampoco quieres agobiarle, por tanto, lo que molaría sería estar ahí hasta donde la otra persona te deje. Cada una da de sí lo que puede y lo que quiere, también hay que autocuidarse.

Cuidar no es estar 24/7 preguntando a esa persona como está ni en un sin-vivir en el que le abanicas mientras le metes uvas en la boca. Eso es una mierda, tanto para ti, como para la otra persona, como para la relación. Yo diría más que es tener en cuenta la salud mental de la otra persona e intentar no dañaros entre sí, comunicar las cosas con asertividad, preguntar de vez en cuando, respetar tiempos y espacios, entender determinadas situaciones y dejar un margen de respuesta, no insistir, no exigir, no hacer de ti una dependencia.

Blabla, quizá en otra ocasión dedique unas líneas más a este tema. Para terminar, los cuidados están en TODO, desde el momento que compartes con esa persona (comer, hablar, escuchar, leer, salir de fiesta, dormir, jugar, follar, hacer el amor, etc) hasta cuando estas en tu casa y piensas en esa persona, también cuidarnos de pensamientos tóxicos es cuidar.

Teorizar sobre esto hace que me suene como si cuidar fuese estar encima de la otra persona dándolo todo, y no va así. Es mucho más simple. Si respetas, tienes en cuenta, valoras y comunicas, creo que sale solo. Si no te respetan, no te tienen en cuenta, no te valoran y no hay comunicación, aunque tú sí lo hagas, la relación será una mierda porque tendrás que tragar y aguantar prácticamente todo el peso de esta sobre tus hombros, te quemarás y te hará mucho daño; por eso, también, respétate, tente en cuenta, valórate, se sincera contigo misma y no te pierdas de vista. Cuidar en esta sociedad puede ser un peligro, no dejes que utilicen tus armas. Cuídate.

 He hablado sobre la comunicación, y me gustaría dedicarle unos segundos más, para mí es una de las herramientas de más peso para que una relación vaya bien, y ya que existe, utilicemosla. Comunicar lo que sentimos, lo que queremos y lo que no, lo que nos apetece y lo que no, lo que podemos dar y lo que no, es importantísimo. Entiendo que cueste un porrón, es totalmente normal que traguemos nuestras palabras por miedo al qué pasará; pero os aseguro que si estáis en un entorno cómodo puede que una vez que hayáis dado el paso, fluya. Podemos intentar forzarnos un poco a comunicar, como si vomitásemos lo que nos está removiendo (para bien o para mal) y una vez soltado es mucho más sencillo manejar lo dicho, y la situación. Aquí, por ejemplo, los cuidados entrarían si decimos las cosas con asertividad, es decir, comunicar lo que nos mueve cuidando el lenguaje para no apuñalar a la otra persona y también cuidándonos a nosotras mismas para sernos fieles y para no olvidar lo que queríamos decir.

Cuando se habla de comunicación, solemos entender comunicación oral. Y no, rotundamente no. Como he dicho antes, cuesta a veces bastante decir determinadas cosas, tanto por la situación, por tu contexto, por miedos, etc Así que para cuidar y cuidarnos, será muy importante tener en cuenta todas las formas que tenemos de transmitir, como la comunicación corporal. Observar de vez en cuando cómo está la otra persona y, preguntar si notas algo raro, no está de más. También, si en determinado momento notas incomoda a la otra persona, parar y preguntar no está de más tampoco. Creo que es hasta nuestra responsabilidad estar atentas a estas cosas y ablandar el terreno para que la otra persona pueda expresarse si quiere.

Sé que me gustaría decir muchas cosas más, pero para ser lo primero que escribo sobre este tema, creo que ya está bien. En resumen, así da gusto querer, amar y compartir tiempo con las personas que apreciamos. Los cuidados, para mi, son la propaganda, los disturbios, el sabotaje, las manifestaciones y hasta la revolución de mi vida. Es acción directa contra lo que me han enseñado, es una alternativa clara a la forma de relacionarnos, es luchar por mi y por lo que aprecio a diario.








miércoles, 14 de diciembre de 2016

Día

Las calaveras atufan su mierda,
puede que no crean en nada
pero crean. 
Y caminan a paso fijo, 
mirando el tallo verde
que empuja el gris asfalto.
No paran,
tienen prisa 
pero lo pisan 
creyendo creer 
que no han hecho
ningún daño
porque no se han parado
a arrancarlo.

Se me ha cruzado un gato pardo
mientras las gotas
desbordaban mis ojos.
El cielo llora
mientras me seca
las lágrimas con las suyas.

La angustia viene de aquí,
quizá el viento busque allá
acariciar mi cara 
con sus manos frías 
de uñas mordidas.

Nuestros filos
han navajeado 
la figura de la luna 
hasta hacerla 
cadavéricamente 
palidecer.

Sus mares
surcan mi piel
helándome 
hasta volverme azul 
también.

La hierba me resbala 
y me hace cosquillas  
cuando el sonido 
de mis carcajadas 
espantan dos alas.

Y las ramas cursivas 
no dejan de bailar 
con más ritmo
y fuerza
que nuestros 
vals.





domingo, 11 de diciembre de 2016

Momentáneo

Me clavaría las uñas en la piel
y me la arrancaría,
para comprobar
si es verdad eso que dicen
de que el animal
está dentro.

Sangraría hasta limpiar mi sangre
de la mierda que trago y corre
día a día
segundo a segundo
ahora
por mis venas.

Sé que la presión en el pecho
acabaría 
corriendo
aullando
rugiendo
sacando los dientes
a la buena gente
la peor
la más humana
el horror
en su culminación
GILIPOLLAS

Lloro escribiendo
escribo llorando
con el cuerpo en tensión
y tecleando a martillazos

Si nunca estaré donde quiero estar
voy a dejar de abrazar a esas constantes
porque si las hay
no son para mí

He sumergido mi cuerpo
en el agua caliente
mil veces
ya me lo sé
me sacudo y 
tirito
encogida
con los labios morados
y los dientes apretados
hasta que me templo
desnuda
a temperatura ambiente.







domingo, 4 de diciembre de 2016

Caricia

Mis lagrimas de débiles
no tienen nada.
La rabia fluye
en la caricia
de estas gotas saladas.

Cuando lloro me imagino mi cuerpo explotando en mil pedazos ácidos, ardientes y punzantes. Pedazos de rabia van surcando el aire hacia el objeto que me la produce. Mis cachos se clavan en él, le queman y corre la sangre por la tierra dejando un rastro de ceniza. Y muere, de verdad, para mí, para siempre.

Y dejo de llorar
caminando
con un puño cerrado
clavándome las uñas
en la palma de la mano
y mi boca respirando
al son
del humo del tabaco.



Y mi cuerpo desintegrado va recomponiéndose con su FUERZA magnética. Voy tocando con cariño cada parte de mi, irradio calor y me arropo en él. Siento una cicatriz más por dentro, de alguna forma sigo siendo aliada del recuerdo. Y aprendo.


miércoles, 16 de noviembre de 2016

Palabrax vaciax

Mierda, he vuelto a perderme una llamada-seguro que muy interesante-por no llegar a tiempo a coger el teléfono. Me imagino a lo que supuestamente es una de mis tías abuelas al otro lado con su gran oreja de vieja pegada al aparato, haciendo algún sonidito quejoso porque su sobrinieta(?) no ha corrido lo suficiente, porque es una vaga redomada y hasta que no se le despierta la pierna decide no moverse no vaya a ser que se de un golpe y la casque por no sentir el dolor y luego se de otro y acabe quedándose sin pierna por intentar llegar a coger el teléfono, que aunque haya dicho que habría sido una conversación interesante, estaba mintiendo, no me conoce y simplemente tendría que limitarme a seguir el papel que han ido transmitiendo mis profetas-padres-neidres-vulturis a la familia. Son como mi canal comunicativo, aunque claro, ellos tampoco me conocen, prueban a entenderme pero al final acaban por asumirme (parece guay pero ha habido que hacer concentraciones, propaganda, boikots, manifestaciones, barricadas y de todo para conseguir que asuman que yo soy yo y ya esta). Me pongo en sus cráneos y habrá sido como intentar tragar un muslito de pollo con hueso sin masticar. Vale, no, pero eso sí que es asumir. Personalmente yo no podría hacerlo porque, además de estar ocupada escribiendo esto y que me apetezca beber agua y sólo agua, tengo las anginas muy gorditas como para hacer tal cosa. Ahora que lo pienso creo que no soy única y que nadie podría. A no ser que sea mu muy pequeño de estos de pío pío ahá. Bueno, que sí, que da igual.

domingo, 13 de noviembre de 2016

Tajo

De pie en medio de una habitación vacía, con la mano izquierda acariciándome la vagina y en la boca mi lengua jugando con un traguito de vino. Imagino qué pasaría si todo ser humano se quedase estéril y no hubiese más descendencia en la tierra, ¿cómo afectaría eso a la gente que quiere hijs? ¿y a los que no? Me imagino que la paleta estaría llena de tonos rojizos, desde el carmín al bermellón, y una pizca de cían para la piel muerta. Pienso en que el cine ya cogió esta idea pero el hilo argumental era esperanzador, convencionalmente esperanzador. Y, ¿y si realmente no hay ni una posibilidad? ¿si  no pudiésemos volver a procrear? ¿qué haríamos? ¿Ser consciente de que somos la última generación de la humanidad que nos supone? ¿Por qué sería un factor tan influyente ahora mismo en nuestras vidas? Visualizo a la gente cerrando todos los frentes abiertos de su vida sintiendo que no queda nada que perder. Practicando distintas maneras de relacionarse, de concebir, de entender, de ver, de hablar, de pensar, de actuar, etc rompiendo con su propia norma. Se me agita la respiración y me saco la mano de las bragas.

domingo, 6 de noviembre de 2016

Tiempo

A veces pienso en trampear al tiempo. Ponerle la zancadilla cuando pasa por delante corriendo. Clavarle el codo de frente cuando se abalanza contra mí. Desparramar aceite y que patine fuera de si. Bueno, no. Nos trampearía a nosotros mismos, a nuestros ritmos, a nuestra rutina, al concepto de aprovechar el tiempo, a lo normal, a las horas de entrada y de salida. Bombearía las alarmas taquicardicas, las campanas del colegio, los relojes de muñeca, móvil, bolsillo, pared y mesa, los planes de futuro y a las culpas de los fallados, a la prisa, bombearía nuestro tiempo y despertaría cuando no pudiera dormir más tras haber anochecido cuando mis párpados pesasen más de lo habitual.

martes, 1 de noviembre de 2016

Noesesperanza

No he leído nada
no he visto nada
no sé hacer nada
no me gustan los ritmos que me marcan
no me gusta madrugar por imposiciones
no me gusta el asfalto
no me gusta el ruido de ciudad
ni el movimiento de esta
no me gustan los horarios
ni las figuras de autoridad
no me gusta la gente
no me gustan las aglomeraciones de gente
no me gustan los convencionalismos
no me gustan los paraguas
no me gusta La Política
no me gustan los diccionarios
no me gustan las persianas
no me gustan las antenas de televisión
ni los teléfonos móviles
ni los carteles
ni el metro
ni los cubiertos
ni los supermercados
ni las ensaladas en bolsa

A veces me da igual,
otras estallo de dolor,
otras me pongo nerviosa,
otras me ahogo,
otras lloro,
otras me río,
otras me dejo llevar
a veces me da todo a la vez
y me hago gracia

De pequeña
saludaba a los perros
con un guau mientras
a los gatos les maullaba
Nunca entendí de lenguas
pero llegué a pillar los códigos

Más tarde quise
ahorrar dinero
para irme al campo
y correr con perros

Adelantaba a mis padres
saltando por el camino
para ir sola cantando

Cogía la resina de los árboles,
pegaba palitos y flores
y me los enganchaba entre los rizos.

Me llenaba las uñas de tierra
con moratones en las rodillas
y rozaduras en las manos
de querer sentir toqueteándolo todo

Siempre me imaginé escapando y
aún estando cada vez
más metida en los horarios
de los ruidos de asfalto
sigo pensando la huida
pero de pie
apoyada en una pared y
dejando que me caigan
gotitas de lluvia en las mejillas



sábado, 29 de octubre de 2016

Sólo si queréis

Parcelas
delimitadas por cartelitos,
para crear un paisaje bonito
en un parque de asfalto.

En estos carteles
no puede leerse:

Por favor, pisad el césped
descalzas,
como las demás alimañas.


Escarbad,
revolcaros en el hoyo
y que os de igual
que la tierra húmeda
se os pegue a la piel.

No molestéis a las moscas,
humanos cojoneros,
iros a jugar
con vuestras cosas.

Arrancad el césped
si es la hora de comer.

Que las ramas silben 
porque las trepáis
y no porque el enfado
haya querido agitar
y joder un árbol.

Y si queréis cagar(la), cuidad
que vuestro gesto
no cargue e involucre al entorno 
con vuestra mierda.


Por ejemplo.



miércoles, 12 de octubre de 2016

Píopío

Pajarito acurrucado
bajo lluvia
en el tejado
de enfrente de mi ventana
te observo tras ella
sintiendo una poquina de envidia
no cambiaría mi resfriado
por tus alas
pero sí te doy un poquito
de mi admiración
respeto
alegría
curiosidad
etcetera 
por nada

Para mi?

Escapo de las voces,
de los alaridos y llantos
para refugiarme en mi ignorancia
en mi mente en blanco.

Empatizo conmigo misma,
maldigo acariciándome
las humedades del pecho.


Aprendí a no culparme, a tranquilizarme, a abrazarme a llorar, a contemplarme desde fuera, a valorar importancias y a desmenuzar mis sentimientos para abrir canales de claridad. Pararme en seco para preguntarme por qués y pararme un rato más para escucharme y soltar más por qués mientras apoyo mi mano en mi hombro y me miro a los ojos sin juzgarme. A desatar los nudos de la inseguridad y a respirar la angustia. Ya comí palos y aprendí de ellos, ahora me dejo llevar por un instinto auto-protector que poco a poco he ido conociendo y cuidando. Pero claro ¿falla? falla. Y me transporto a otro lugar donde siento espinas entre lo que siempre fueron mis sábanas y me cuelgo, y tiro de mis pies, con todo mi peso, hacia donde pueda toparme con algo de tierra a la que agarrarme.

domingo, 2 de octubre de 2016

Ritmos

Miro a la tristeza desde fuera,
parece que intenta hacerse hueco en mi pecho
acurrucarse como un feto sonriendo.
 
Cuando yo cojo aire, ella
se siente ahogada
la oprimo
y se enfada.

Mente fría o nada
en caliente, solo saben correr las lagrimas.

Cabizbaja escondo la mirada,
aquellos que no me conozcan
nunca llegarán a saber nada.

Aquellos que me conocen
acariciarán la coraza
con cuidado de no dañarla.

Me alejo de mi misma
y me contemplo desde fuera
¿Hay claros?
me abrazo
y asiento con la cabeza.



lunes, 26 de septiembre de 2016

Algo así

No quiero saber nada
ni de ti, ni de ella, ni de nadie.

Mirar mi desnudez
sin sentirme pequeña,
vulnerable,
ni cosificada.

Bailar en la mar salada
desnuda
inestable y
balanceada.

Reir alto
sin sentirme juzgada.

Dar pasos lentos
bajo una lluvia rápida
sin ser señalada.

Andar por la calle
sin ser chistada
acosada
ni humillada.

Menstruar
sin ser evitada
incomprendida
ni escondida.

Hablar con desconocids
sin sentirme paralizada
invadida
ni atacada.

Quemar un banco
y no ser aplaudida
ni rechazada.

Por eso,
no quiero saber nada
ni de ti, ni de ella, ni de nadie;
pero sobre todo por eso,
no quiero que se sepa nada
de mí.

viernes, 9 de septiembre de 2016

Catapún

El sonido de mil cristales rompiéndose a la vez,
disparándose en una dirección sin rumbo
hasta encontrar un cuerpo en el que apaciguar su llanto.
El sonido de mil cuerpos retorciéndose a la vez.
El sonido de objetos cayéndose por sus torpes pasos.
El silencio termina inundando el mundo con pedazos.
A través de la rendija de dos párpados
respiro la intranquilidad, el desasosiego, la perturbación,
y finalmente, saboreo la última bocanada
perfumada con aquella sangrienta paz
que comenzaba a cargar la atmósfera.

domingo, 4 de septiembre de 2016

el baile

Algo dentro de mí se esta ahogando,
se estrangula mientras llora de pena.
Camina por la ciudad arrastrando los pies
y bidones de gasolina.
En su bolsillo lleva
una caja de cerillas
Golondrina.
Su camino se oscurece,
se comienzan a escuchar,
pisadas sobre tierra
levanta la vista y
ve rayos de sol
que atraviesan
los huecos
que las ramas
dejan.
Se deshace de su ropa,
pendientes
cerrillas
bidones
zapatos
y corre
y corre
y da vueltas
y se revuelca
y se mancha
y trepa
y ríe
y grita
y espera
que algún día
no sea ella quien
con sus manos
acabe con todo
sino Ella,
La salvaje,
la que un día
nos sacuda
con su rabia
y nos mate
con todas y cada una
de sus hermosas
ramas,
troncos,
aguas
vientos,
tierras,
piedras,
fuegos y
garras


revuelco

En mis ensoñaciones miro siempre hacia otro lado. Afloran sentimientos que acostumbro a desechar, con ello me niego y no me dejo estar. Cuando palpo mi vacío, atisbos de luz intentan conducirme a una densidad más allá de lo puramente corpóreo. Me imagino divisando la levedad de la no existencia, contemplando mi desaparición. Pienso en la brisa fría que me mece en la caida por un pozo negro con una profundidad que se escapa de mi percepción. Hay tactos que son un inmenso consuelo para mi pecho cuando busca retomar el aire perdido entre los sofocos. Engatusada con aquellos dos ojos que me arrancan la piel y desnudan mi hondura, volviéndome vulnerable con mesura al contacto pero, por el contrario a mi norma, me acerco yo sin miedo para ronronear y rozarme con ese gato.

domingo, 28 de agosto de 2016

de todo y de nadie

Lo que pienso
que piensan
son cristales en punta
perfilados
que saben
pinchar
pellizcar
arañar
y cortar
mi talón de Aquiles.

Me cubro la piel con
el frío de mis entrañas
el soplo grisáceo en mi nuca
y la niebla húmeda
quizá aún así
logréis
que me quede tocada
pero
jamás
por vosotrs,
hundida.

diciembre

Ojalá llueva y así
mis lagrimas,
temblores,
espasmos
y desasosiego
sean mimetizados;
decir que era mentira.

Me escondo
y me repito:

"Tranquila,
nada ha pasado.
Todo está igual,
como lo habías dejado."

"Mira al frente,
así los puñales
no se sienten."

Palabras, palabras
de tránsito por mi mente.

¿De verdad creo que
las heridas recientes
no se sienten?

Hipócrita,
¿quieres ir de sonriente?

Pasea tranquila
tu hueco entre los dientes.

lunes, 15 de agosto de 2016

niñx arriba niñx abajo

Animal doméstico curra ocho horas,
madruga seis días a la semana,
paga la hipoteca una vez al mes,
pasea antes de la puesta de sol un rato,
se sienta en el tercer banco,
a la sombra fresca del quinto árbol,
compra la última barra de pan
en el establecimiento más cercano,
se saca el carnet de conducir
para acercarse a las zonas turísticas en verano,
asiste a clases de danza los viernes
come en el centro comercial los sábados,
tiene la televisión como banda sonora diaria,
ve las noticias entre quejas y sorpresas,
los anuncios en silencio,
la publicidad diaria con una sutil inconsciencia,
critica cosas con palabras melódicas,
duerme abrazando una almohada blanda,
con un olor original y personal,
se reproduce un par de veces,
se jubila un cuarto antes de palmar,
cocina precocinados,
y se ríe cuando lee que
si lanzas un macarrón
al techo y se pega
es
porque
está
en
su
punto


"Menuda estupidez,
quién habrá inventado algo tan absurdo"





domingo, 7 de agosto de 2016

de puente a puente y tiro hasta que vuelo el puente

Tú me querías rosa,
lirio
y clavel

Roja,
racional
y pensadora

Lectora,
cinéfila
y melómana

Escritora
postnoseque y a la vez,
reservada
only 4yu

Los sábados
labios rojos
y restos de maquillaje,
los lunes.

Bla
Bla
y blablabla

Por eso gracias a ti no fui más animal...
Fue gracias a otras cosas.

de pasada paso

1,2 y 3
no son uno, dos y tres
ni bat bi iru
o como se escriba
(es un recuerdo de una canción de kortatu
pero ni si quiera sé de cuál
está distorsionada entre otros tantos más)
te maullo digo
pero la connotación efecúo
me gusta que se emborronen las letras
mientras soy consciente de ello
y sonrio
lo siento si te lees esto
porque es para mi
pero no para ti
qué egoista
qué le voy a hacer
es lo que me apetece ahora
además de una cama compartida
con partida
un peta
y una alarma que se escuche
un beso, amigo
miento cuando hablo
pero tengo la conciencia tranquila
no es mi culpa
es el lenguaje que no me abarca
soy una mentirosa
una mala chica
por ser sincera de más
por ser fiel de más
porque no es verdad

sábado, 23 de julio de 2016

lua

Tras tanto cruce de miradas me sentiría extraña presentándome. Aún siendo yo un punto insignificante a tu ver, hoy he sentido como tu luz me acogía tornándose suave, cálida y acogedora. Después de hablar contigo, mi suspiro ha confirmado que me tienes prendida. Admiro tu belleza, tu elegancia y tu pureza jodidamente blanca. Algún día me gustaría bañarme con mi cuerpo desnudo en todos los mares y arrasar a continuación con las mareas. Tener esa luz en los ojos capaz de transformar y atenuar. Que mi ser oscuro cubra mil paisajes. Qué sé yo. Me hace feliz ver como te escondes independiente a todo (a todos) y sentirte aún tras de mi. Y tu soledad, y tu calma, y que permitas que el sol te desnude a fases dejándote ver.
A tu vera fluyo sumergida en la libertad que me transmite mirar hacia esa oscura profundidad y entregarme a ti, sabiendo que jamás dejarás de ser compañera, consuelo, hogar y perdición.

miércoles, 6 de julio de 2016

na sodio

Segunda vuelta a la manzana con una quemadura en los labios de la hostia por apurar la última calada del cigarro, el paso rápido pero en zigzag, más pinchazos en la cabeza que enhebrando una aguja. La lluvia me moja primero la nariz y deja lo de después para el final, resaltan las humedades verde mierda del edificio de al lado. Se eleva el olor a asfalto mojado, de pis. Gatos de coche en coche y yo como tonta, de gato en gato. Ya subo, estoy al lado.

corre aire



Naufragios más grandes comenzaron con lo que parecía un insignificante golpe en una coraza de titanio. Hasta que no sientes el tacto revuelto del agua ni despiertas. Ahogada la mente antes que la respiración. Sin rumbo pero a la deriva. Los botes ya se van y veo como los salvavidas se alejan por la línea que une la oscuridad del cielo con la del océano.

lunes, 27 de junio de 2016

descolgada

Bruma espesa que no dejas ver más allá, te debo una disculpa por no sentir tu tacto húmedo en mi piel mientras rechinan mis quejidos. Siento no disfrutarte, entre cuatro paredes de soledad a veces me ciegan los deseos. La fe se funde entre los instantes del tiempo, y yo contemplo, y observo mi desengaño. Quizá, posiblemente, lo más certero es que este balanceándome en su mentira. Siento los ciclos, la espiral ¿por aquí ya he pasado? ¿ha cambiado algo? ¿me escurro por la inmensidad o salgo por la desembocadura? ¿hay algo ahí? Me refiero a algo con una pizca de sentido. Un amigo diría "He vuelto a no reconocerme en el espejo" pero qué va, me tengo tan vista que a veces pienso que soy lo que veo en la costumbre de mi monotonía.

jueves, 16 de junio de 2016

Con llevadas

La misma lluvia que ha apagado las llamas que recorrían tus pies desnudos enredados en un par de hojas se ha dedicado a borrar, una tarde primaveral, restos de sangre del asfalto. Lo que ayer era rojo hoy tiene un tono azul grisáceo. Anocheció tarde, hoy ha amanecido pronto y el día aún no ha terminado. El tiempo sigue avasallando nuestros diarios, se desliza y se abre paso con una delicadeza de martillazo. El silencio me recuerda que todo está ahí, que todo seguirá estando aunque tú hayas preferido tomar un atajo. Por ahora, en mi ascensor a nadie se le ha ocurrido comentar que mañana hará sol y buen tiempo y qué sé yo, es preferible así.

lunes, 13 de junio de 2016

novilunio


Convivo con uno y con una
ansioliticos y antidepresivos
respectivamente
y conmigo que cuando lloro
me talo muy aprisa el porro
olvidándome de que tenía una B
de que el costo no es mío
y de que ni si quiera el banco
está sólo ocupado por mí.

La noche es oscura
pero desde aquí
nunca suficiente.
Aprecio la luna
pero me muero
por un cielo negro
novilunio
por el que no vea
ni las sombras
ni las líneas de contorno
del entorno
para que esa oscuridad
me meza con su brisa
me coja con quietud
y me prometa
no irisar
distorsiones y
que ni las sombras
ni las jodidas líneas
me la van a jugar
Porque qué hay más sincero
que mis sentidos
percibiendo
completa
oscuridad

domingo, 5 de junio de 2016

Ardor

            Hace calor, no calor de verano pero sí de un día de claros siendo yo el punto de mira del sol con mi manga larga negra.
            Hoy en el trabajo entre papel y papel he perdido la noción del tiempo, a lo tonto he salido casi una hora más tarde de lo habitual, cosa que a fin de cuentas he agradecido. Cojo el móvil y tengo dos llamadas perdidas de Él, el metro está a rebosar de gente y no lo habré oído.
            Efectúo el transbordo que me traslada a la línea cinco. Nada más entrar al andén suenan unas carcajadas e involuntariamente giro mi cabeza hacia ellas. Es una pareja algo más joven que yo, intento escuchar la conversación y me acerco un poco, la chica se da cuenta y me sonríe. Me acuerdo cuando empecé mi relación con Él hace tres años, al principio no me atraía nada pero poco a poco nos fuimos pareciendo a esa pareja que tenía a mi derecha, a pesar de que Él no solía mostrar muestras de afecto en público.
            Me he sentado en un banco frío y metálico que ha acabado difuminando mi dolor de estómago. Desde aquí ya no oigo a aquellos dos y queda un minuto para que llegue el siguiente tren. Empieza a escucharse mi politono, a veces, si me preguntaban por el nombre de la canción nunca sabía qué decir, no se me da muy allá pronunciar el francés. Cuando lo puse por primera vez me daba miedo no oírlo y no poder contestar a tiempo. Ahora lo dejo sonar hasta que cuelgan.
            Mantengo los ojos cerrados, cuando los vuelvo a abrir me encuentro otra vez con el uno y empieza a retumbar en mi cabeza: “No va a llegar nunca.” “No voy a llegar nunca.” “No…” Mis pensamientos se ven interrumpidos por el insoportable ruido de las ruedas al frenar, que lejos de calmarme han conseguido alterarme más.
            Entro en el vagón y busco algún sitio libre en el que sentarme. No ha habido suerte, todos los asientos ocupados; el niño que tengo a mi lado se me queda observando, parece que me está estudiando, hace un recorrido visual desde mis tacones hasta el moño desaliñado con el que había querido parar el ardor del cuello.
            En la siguiente parada el niño se baja y le sonrío, pero mantiene la mirada seria e inocente. Va con su madre, resalta en su cara dos ojos azules delineados con un lápiz de ojos oscuro. Él hace unos meses me dijo que me prefería sin maquillar, las veces que me he pitado desde ese momento se pueden contar con los dedos de una mano.
            En esta misma estación se sube una chica alta y rubia, Marisa, coincidía con ella en algunas clases de segundo de carrera y hablábamos de vez en cuando sobre su novio, los apuntes y libros. Se sitúa enfrente de mí y nuestras miradas se cruzan. Me reconoce y se acerca eufórica, en unos segundos ya me está contando su vida de soltera y lo mucho que duerme estando parada. Un lado de mí siente envidia, pero según va hablando me da pena, debe sentirse muy sola. Nos despedimos con dos besos y me bajo en mi parada.
            A lo tonto he pasado seis estaciones y le doy secretamente gracias a Marisa por hacérmelo más ameno. Una gran masa de gente se abalanza hacia la salida y voy avanzando, estratégicamente, por los huecos que van dejando. En las escaleras mecánicas un hombre está bloqueando el paso izquierdo y me impide seguir subiéndolas andando. Cuando salgo por fin a la calle, el cielo presenta unas nubes grises dignas de admirar. El gris siempre ha sido uno de mis colores favoritos, a decir verdad, todos los colores por los que va pasando el cielo me parecen preciosos.
            Me dispongo a acelerar el paso para llegar a tiempo a casa. Él me llama y noto su voz seria y más grave de lo habitual. Después solo oigo silencio, me he quedado sin batería. ¡Lo que me faltaba!
            Empiezo a dar largas zancadas y la cadera me empieza a dar unos fuertes pinchazos, relajo el paso. Me quedan unos veinte largos minutos hasta llegar a casa y verle a Él. Ya debe estar exhausto por la espera…
            Maldigo haberme puesto tacones hoy, mira que Él siempre me ha dicho que no le gustan, tendría que hacerle más caso. Tengo los pies doloridos, sudorosos y me duelen los metatarsos. Hace unos cinco años aguantaba cinco horas de fiesta con ellos, ahora apenas soporto el dolor cuando estoy sentada.
            Sin el móvil, ya no sé qué hora es. Cuando llegue Él va a estar malhumorado y vamos a acabar discutiendo. Se me quitan las ganas de llegar a casa y con ellas, la prisa. Empiezo a ir más despacio e inconscientemente comienzo a andar en una línea recta guiándome por la acera.
            Por un momento creo que me he perdido, pero diviso el bar de la esquina y me doy cuenta de que cada vez estoy más cerca de casa, de Él. Decido entrar a la cervecería, dudo un instante pero ya llego tarde asique una caña no me van a perjudicar más.
            El de la barra me conoce y cuando termino la caña me invita a otra, por fin algo me saca una sonrisa sincera. Me remango y al ver el morado me vuelvo a tapar. Acuesto un poco la cabeza en la barra y cierro los ojos. Noto el temblor de mi párpado inferior y los mantengo cerrados hasta que termina. Al abrirlos de nuevo la luz me molesta y definitivamente decido volverlos a cerrar.
            El tiempo ha dejado de importarme, me siento más cómoda, el sabor de la cerveza me ha reconfortado. Él odia que beba alcohol, si estuviera ahora mismo delante empezaría a refunfuñar a regañadientes y me llevaría a casa para poder regañarme con sólo las paredes como testigo. Soy un verdadero desastre, asique me suele hacer entrar en razón y hace que me de cuenta de los errores que cometo, aprendo mucho a su lado.
            Cuando empecé mi relación con Él mi hermana se volvió paranoica y no paraba de inventarse que no era bueno para mí, que iba a perder el tiempo y me iba a arruinar la vida. Cuando se lo conté a Él, se rió y me beso en la frente, desde ese momento supe de verdad que sólo iba a protegerme y que jamás me haría daño. ¡Qué equivocaba estaba!
            El hombre de la barra enciende el equipo de música del bar, ha elegido una canción de Miles Davis, el Jazz me gusta muchísimo, ahora me siento a gusto de verdad, hacía mucho que no me sentía tan liberada. Llevo tanto encerrándome en mi misma… Los acordes de la trompeta suenan tristes a lo lejos y me dejo llevar por ellos.
            Estoy sonriendo, es una leve sonrisa pero está  ahí, presente. Cuando salía con mis amigas solíamos bailar con movimientos lentos y sinuosos. Íbamos siempre al compás de la música y parecía que una fuerza invisible nos coordinaba.
            Han pasado ya unas horas desde que salí del trabajo. Aún sigo sentada en la barra del bar de la esquina con el culo de la tercera caña ya caliente. Alguien entra en el bar, la luz sigue molestándome, decido dejar los ojos entre abiertos para acostumbrarme a ella. De repente noto una mano fuerte que me presiona el hombro derecho, el pecho se me acelera y prefiero continuar con los ojos cerrados.

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        Escrito en mayo del 2013