miércoles, 16 de noviembre de 2016
Palabrax vaciax
Mierda, he vuelto a perderme una llamada-seguro que muy interesante-por no llegar a tiempo a coger el teléfono. Me imagino a lo que supuestamente es una de mis tías abuelas al otro lado con su gran oreja de vieja pegada al aparato, haciendo algún sonidito quejoso porque su sobrinieta(?) no ha corrido lo suficiente, porque es una vaga redomada y hasta que no se le despierta la pierna decide no moverse no vaya a ser que se de un golpe y la casque por no sentir el dolor y luego se de otro y acabe quedándose sin pierna por intentar llegar a coger el teléfono, que aunque haya dicho que habría sido una conversación interesante, estaba mintiendo, no me conoce y simplemente tendría que limitarme a seguir el papel que han ido transmitiendo mis profetas-padres-neidres-vulturis a la familia. Son como mi canal comunicativo, aunque claro, ellos tampoco me conocen, prueban a entenderme pero al final acaban por asumirme (parece guay pero ha habido que hacer concentraciones, propaganda, boikots, manifestaciones, barricadas y de todo para conseguir que asuman que yo soy yo y ya esta). Me pongo en sus cráneos y habrá sido como intentar tragar un muslito de pollo con hueso sin masticar. Vale, no, pero eso sí que es asumir. Personalmente yo no podría hacerlo porque, además de estar ocupada escribiendo esto y que me apetezca beber agua y sólo agua, tengo las anginas muy gorditas como para hacer tal cosa. Ahora que lo pienso creo que no soy única y que nadie podría. A no ser que sea mu muy pequeño de estos de pío pío ahá. Bueno, que sí, que da igual.
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