domingo, 4 de diciembre de 2016

Caricia

Mis lagrimas de débiles
no tienen nada.
La rabia fluye
en la caricia
de estas gotas saladas.

Cuando lloro me imagino mi cuerpo explotando en mil pedazos ácidos, ardientes y punzantes. Pedazos de rabia van surcando el aire hacia el objeto que me la produce. Mis cachos se clavan en él, le queman y corre la sangre por la tierra dejando un rastro de ceniza. Y muere, de verdad, para mí, para siempre.

Y dejo de llorar
caminando
con un puño cerrado
clavándome las uñas
en la palma de la mano
y mi boca respirando
al son
del humo del tabaco.



Y mi cuerpo desintegrado va recomponiéndose con su FUERZA magnética. Voy tocando con cariño cada parte de mi, irradio calor y me arropo en él. Siento una cicatriz más por dentro, de alguna forma sigo siendo aliada del recuerdo. Y aprendo.


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