Las calaveras atufan su mierda,
puede que no crean en nada
pero crean.
Y caminan a paso fijo,
mirando el tallo verde
que empuja el gris asfalto.
No paran,
tienen prisa
pero lo pisan
creyendo creer
que no han hecho
ningún daño
porque no se han parado
a arrancarlo.Se me ha cruzado un gato pardo
mientras las gotas
desbordaban mis ojos.
El cielo llora
mientras me seca
las lágrimas con las suyas.
La angustia viene de aquí,
quizá el viento busque allá
acariciar mi cara
con sus manos frías
de uñas mordidas.
Nuestros filos
han navajeado
la figura de la luna
hasta hacerla
cadavéricamente
palidecer.
Sus mares
surcan mi piel
helándome
hasta volverme azul
también.
La hierba me resbala
y me hace cosquillas
cuando el sonido
de mis carcajadas
espantan dos alas.
Y las ramas cursivas
no dejan de bailar
con más ritmo
y fuerza
y fuerza
que nuestros
vals.
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