domingo, 13 de noviembre de 2016

Tajo

De pie en medio de una habitación vacía, con la mano izquierda acariciándome la vagina y en la boca mi lengua jugando con un traguito de vino. Imagino qué pasaría si todo ser humano se quedase estéril y no hubiese más descendencia en la tierra, ¿cómo afectaría eso a la gente que quiere hijs? ¿y a los que no? Me imagino que la paleta estaría llena de tonos rojizos, desde el carmín al bermellón, y una pizca de cían para la piel muerta. Pienso en que el cine ya cogió esta idea pero el hilo argumental era esperanzador, convencionalmente esperanzador. Y, ¿y si realmente no hay ni una posibilidad? ¿si  no pudiésemos volver a procrear? ¿qué haríamos? ¿Ser consciente de que somos la última generación de la humanidad que nos supone? ¿Por qué sería un factor tan influyente ahora mismo en nuestras vidas? Visualizo a la gente cerrando todos los frentes abiertos de su vida sintiendo que no queda nada que perder. Practicando distintas maneras de relacionarse, de concebir, de entender, de ver, de hablar, de pensar, de actuar, etc rompiendo con su propia norma. Se me agita la respiración y me saco la mano de las bragas.

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