No he leído nada
no he visto nada
no sé hacer nada
no me gustan los ritmos que me marcan
no me gusta madrugar por imposiciones
no me gusta el asfalto
no me gusta el ruido de ciudad
ni el movimiento de esta
no me gustan los horarios
ni las figuras de autoridad
no me gusta la gente
no me gustan las aglomeraciones de gente
no me gustan los convencionalismos
no me gustan los paraguas
no me gusta La Política
no me gustan los diccionarios
no me gustan las persianas
no me gustan las antenas de televisión
ni los teléfonos móviles
ni los carteles
ni el metro
ni los cubiertos
ni los supermercados
ni las ensaladas en bolsa
A veces me da igual,
otras estallo de dolor,
otras me pongo nerviosa,
otras me ahogo,
otras lloro,
otras me río,
otras me dejo llevar
a veces me da todo a la vez
y me hago gracia
De pequeña
saludaba a los perros
con un guau mientras
a los gatos les maullaba
Nunca entendí de lenguas
pero llegué a pillar los códigos
Más tarde quise
ahorrar dinero
para irme al campo
y correr con perros
Adelantaba a mis padres
saltando por el camino
para ir sola cantando
Cogía la resina de los árboles,
pegaba palitos y flores
y me los enganchaba entre los rizos.
Me llenaba las uñas de tierra
con moratones en las rodillas
y rozaduras en las manos
de querer sentir toqueteándolo todo
Siempre me imaginé escapando y
aún estando cada vez
más metida en los horarios
de los ruidos de asfalto
sigo pensando la huida
pero de pie
apoyada en una pared y
dejando que me caigan
gotitas de lluvia en las mejillas
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