sábado, 26 de mayo de 2018

Embargada

Estoy apostando por la vida
en riachuelos salados
y caminos de ríos crepitantes,
mirando a un cielo de frente
sin levantar si quiera la cabeza,
inspirando tres segundos más
si estoy abrazada por árboles,
con un sol amigo
y en viento mi confianza.

He llorado tantas veces conmigo que reconozco pertenencia y atención a mis lágrimas; pero aún habiendo bailado desnuda delante del espejo prácticamente todas las mañanas, hay días en los que no la veo a ella como yo. Tranquilizada por asientos de tantos lugares, lugares de los que no sé nada y supieron algo de mí. Personas distintas que sienten por mi, conmigo y sobre mí; y a veces parece que solo un par de días al año las creeré.
Qué pasa con nosotros tío? Qué pasa por nuestra cabeza que no caben más que desconfianzas? Sonrisas falsas para nosotros mismos? Percepciones alteradas de lo que fuimos, somos y seremos. Pero en el fondo techos seguros, esperanza clarificadora, fortuna maldita, gemidos y sonrisas desde dentro. Yo soy un cuerpo, yo soy yo. Me reconozco en cada instante, por dentro, aquí estoy, me presento a mí misma: "Nadie nos presentó".

Me desbordo cada vez que miro el dolor a los ojos,
me colmo en mis más de mil formas.
Pasos cerrados para no volverme
siempre por el mismo camino de vuelta a casa.
Inercia quédate pero vete, todavía ni sé si eres lo mío.
Dudar, elegir, afrontar, dejarme sentir,
me estoy susurrando una vez al día
Niña, no corras, ve despacio
el camino es hacia ti misma.